Hoy en día los aranceles se encuentran en boga a lo largo del mundo. En el caso de norteamérica, el presidente Donald Trump ha alentado una guerra comercial con México, sin tener suficiente con la que libra con China.
La guerra comercial con China no ha dado nada en concesiones de Pekín, costó miles de millones a las empresas y consumidores estadounidenses. Arrasó con cinco billones de dólares del mercado de valores y amenaza con llevar a la economía a una recesión.
En la Casa Blanca, el presidente de los Estados Unidos aprendió las lecciones de esta estrategia fallida y decidió emprender otro conflicto comercial, esta vez con México, el mayor socio comercial.
A partir del 10 de junio se impuso un arancel del 5% a todas las importaciones mexicanas, un impuesto que aumentará gradualmente hasta el 25%. La medida pretende frenarse hasta que los inmigrantes indocumentados dejen de cruzar la frontera.
Los aranceles, por supuesto, generalmente se usan para contrarrestar las violaciones comerciales en lugar de ser un instrumento contundente para hacer frente a la seguridad fronteriza. Pero la razón y la lógica no tienen cabida en esta administración de Trump.
Si lo hicieran, es probable que alguien haya podido pasar por la cabeza de Trump que este movimiento dañará gravemente los intereses de Estados Unidos, un punto que hasta ahora se le ha escapado.
Un arancel general en todos los productos mexicanos cobraría un alto costo para los consumidores y corporaciones estadounidenses, y es probable que genere una oposición significativa entre las empresas. Por otro lado, las inversiones en México disminuirán y es un terreno donde todos pierden.
Rufus Yerxa, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior norteamericano, que representa a los mayores exportadores del país, calificó la medida como “un error colosal”.
Larga relación comercial, aún con aranceles
México es el socio comercial más grande de Washington y envía artículos a través de la frontera como tomates, automóviles y alfombras. México envió a los Estados Unidos 346.5 mil millones de dólares en bienes el año pasado, lo que significa que un arancel del 5% sobre esos productos equivaldría a un aumento de impuestos de más de 17 mil millones de dólares.
La mayoría de los costos se trasladarían a empresas y consumidores. El viceministro de Relaciones Exteriores de México para Norteamérica, Jesús Seade, dijo que los aranceles anunciados por Trump serían desastrosos y sugirió que México podría tomar represalias contra los productos estadounidenses.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC o NAFTA) ha sido un acuerdo comercial que ha perdurado desde hace décadas. Recientemente ratificado, el mayor beneficiado a lo largo de la historia ha sido Estados Unidos. Por lo que esta medida no es mas que un mal uso de la autoridad arancelaria presidencial y contrario a los intereses de la nación estadounidense.
También es profundamente contraproducente. Como señala el Washington Post, si los aranceles dañan la economía mexicana, más ciudadanos intentarían cruzar la frontera para encontrar trabajo. Esperemos que através del tiempo, mejore el rumbo en este tema tan delicado que a todos afecta de alguna u otra forma.
